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Historias de Rock con el 8: Mötorhead – The Best Of

Esto empieza a deprimirme. Cada vez que tecleo unas líneas con el membrete de las Historias de Rock con el 8 empiezo a hablar de mis disquitos y mis bandas como si hiciera veinte putos años… y es que hace veinte años. No sé cómo llevaréis los demás la senectud, pero yo me lo noto en las reacciones.

A los quince años, cualquier cosa que sonara a nazi era inmediatamente censurada, sin medias tintas. El mundo era muy grande y no se iba a perder ni un instante en lo que no mereciera la pena. No detenerme a analizar me llevó a cometer injusticias, y este mes vamos a buscar un poquito de redención.

Por Teodoro Balmaseda
La parada del mes: Motörhead The best of (2000)

El primer contacto, sin saberlo, con estos tíos fueron las versiones que incluyó MetallicA en el Garage Inc. Damage Case y, sobre todo y por encima de todas las putas cosas Overkill. La batería pateando traseros y ese bajo que me pone extra tonto, encima en la poderosa púa de Newsted (vale, no es el mejor bajista de todos los tiempos, pero sí el más ninguneado, y a mí me mola, ¿qué pasa?)… iba con mi walkman tirando telas. De casualidad, tiempo después descubrí devorando la crónica de un concierto quiénes eran los Motörhead y ese tío de la alfonsina (creo que se llama también MuttonChops), la botella y el cigarro. Nada más ver a Lemmy intuí que estaba delante de un pura sangre… hasta que alguien me dijo que eran nazis. Cierto que no había los mismos medios de investigación que hoy día, pero también es cierto que me pudo la pereza, censuré y no miré atrás.

 

Años después, y gracias a un skinhead anarquista amiguete mío que le hubiese dado más de una lección de historia a la cuadrilla de zoquetes encorbatados que calientan la silla en el Congreso, descubrí que lo que tenía Lemmy con las cosas nazis (chiste de Peter Griffin) era mero coleccionismo, que sus novias negras lo toleraban. Entonces, ¿quién cojones era yo para tumbarlo?

 

Por aquel entonces estaba leyendo Christine, de Stephen King (coche maldito, buena lectura para unas tardes de pisci), y descubrí que Motörhead tenían una canción homónima. A partir de ahí, el resto es historia.Ace of spades, Bomber, Iron fist

 

A raíz de oír el PleaseDon’tTouch empecé a investigar (vale, rompemos la norma, me salgo del disco). Lemmy siempre dijo que ellos hacían rock&roll (We are Motörhead and we play rock&roll), y cuando hablaba de sus influencias nombraba a BuddyHolly o a Elvis. El Whorehouse Blues haría chasquear los dedos a Jimmy Reed, y sus versiones punkies R.A.M.O.N..E.S.  y God save the queen (a puntito de escribir shave mientras berreo No future for me) dejaban claro eso que tantas veces he dicho, berreado y hasta cantado en saeta: la música no tiene fronteras, el blues y el jazz trajeron el rock, que trajeron en metal y el punk, que ha traído el hardcore y mil millones de etiquetitas nuevas, pero todo tiene influencia en todo. Y yo sin haberles escuchado una puta nota por cerril.

 

Por hacerme ver que la cerrazón mental no me llevaba a ninguna parte y habernos dado canciones inmortales: Motörhead – The best of .

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